sábado, 7 de abril de 2007

La letra escarlata

Dormía en mi pequeño cuarto de roedor civilizado,

cuando alguien sopló en mi oído estas palabras:

“Duermes, vencido por fantasmas que tú mismo engendras,

y mientras tú deliras, otros besan o matan,

conocen otros labios, penetran otros cuerpos,

la piedra vive y se incorpora,

y todo, el polvo mismo, encarna en una forma que respira.”

Octavio Paz




Hester Prynne no duerme. Un día cerró los ojos al mundo que la rodeaba y miró hacia dentro. Hester Prynne se encontró con ella, y decidió despertarla. Luego llegaron los otros: Dimmesdale, Chillingworth, los hombres y las mujeres de su ciudad y quisieron que se abandonara y regresara con ellos. Pero Hester Prynne ya no era la misma, se había incorporado, respiraba y su fuerza crecía de tal forma que aquellas personas comenzaron a asustarse, a temer que les desvelara de su tranquilo sueño. Y la marcaron con la letra escarlata. Y entonces Hester Prynne decidió vivir.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Desde el lejano Pacifico la certeza, cada vez mas la certeza, de un continuo despertar, de un lejano horizonte que incorporar a los sentidos, de un cercano escenario en el que dormitar y hacer poesia, esperando un trazo de luz, como una aurora boreal, brotando en el horizonte de una tarde. Todo cabe en el peque;o mundo de nuestras expectativas.

Anónimo dijo...

yo no se escribir tan solo se decir te quiero amiga mia para siempre. Espero que sigas escribiendo tan estupendamente y que disculpes a los que sólo sabemos quererte

Anónimo dijo...

Una motivación para leer la novela. Me gusta le fusión del texto de Paz con la imagen y tu texto.
Lucía

Anónimo dijo...

Querida Hester: no hay más camino que el que uno se traza, y cuando lo hace, serpentea entre la gente como lo hace una hormiga diminuta, para quien la hierba es una selva, entre los gigantescos e inconcebibles árboles del bosque: a su sombra, pero completamente ajena a ellos.

Victoria Heitzmann dijo...

Gracias anónimo; me gustaría que firmaras, no sé quién eres.

Victoria Heitzmann dijo...

Bien, ya sé quién eres; me alegro de que participes.