No hay ningún fin
No hay ningún fin.
Ni siquiera sabemos por qué estamos aquí, pura necesidad de otras personas que nos trajeron a la vida por instinto.
Por tanto sólo hay dos caminos: hacer desaparecer esa vida que nos dieron sin saber para qué o darse un paseo por ella. Tal vez la diferencia, sentir o no sentir, sea lo que hace que nos quedemos.Y si decidimos esto último, o damos el paseo andando o nos subimos al carro a ver el paisaje desde él. Otra opción.
Algo hay en mí que me empuja a caminar, aunque sea a gatas en muchas ocasiones, o arrastrándome con vergüenza.
Así pues: caminaré.
Me nacieron sola. Como a todos, excepto a los gemelos, y esa es otra historia, una soledad dividida entre dos iguales.
Peor aún.
Decides? y tiras, o así te lo crees, las pantuflas, el mando de la tele, la tele entera, las fiestas familiares, la coquetería, las ideas religiosas, el sólo tuya, la cama matrimonial, el fútbol, el festival de eurovisión, la literatura romántica, el aburrimiento, el sillón-bol, la política, las revistas del corazón, La gran familia, La familia y uno más, a Marx, la prensa, los Reyes Magos,
No es un juego.
Es duro.
Es real: me nacieron sola.
Además (¿peor?): no tiras simplemente: sustituyes sin darte cuenta.
El reto une aparentemente. Y tal vez no aparentemente. Pero mira por dónde el camino es ancho y está lleno de gente, de paisajes, de historias, de juegos, de problemas, de alegrías y, lógicamente, a la primera de cambio esa persona con la que caminas y tú misma se fijan en algo diferente. No importa, te dices: más diferencia, más originalidad, más reto, más juego. Crees que siempre habrá un hilo que te una al otro. Como las cadenas extensibles de los perros.
Un día tiras y el hilo está a punto de romperse, o al revés: tira el otro y pasa lo mismo.
Tal vez no se rompa, pero mientras esperas a ver qué pasa... pfff, ni sabes hacia dónde moverte, hacia dónde mirar, qué tocar, qué besar, con quién hablar... y te dices: tranquila, obsérvate, no racionalices, sólo mírate... y... joder, ¡qué vértigo! dónde me agarro si el hilo se rompe, y te sientes como si ese hilo ya se hubiera deshecho en un montón de finísimas hebras. Todas las que conformaban ese hilo.
Y entonces vuelves al principio:
“No hay ningún fin. Ni siquiera sabemos por qué estamos aquí, pura necesidad de otras personas que nos trajeron a la vida por instinto.
Por tanto sólo hay dos caminos: hacer desaparecer esa vida que nos dieron sin saber para qué o darse un paseo por ella. Tal vez la diferencia, sentir o no sentir, sea lo que hace que nos quedemos.”
De nuevo debes elegir (o creer que lo haces).
5 comentarios:
Gracias por la felicitación aunque es para mi hija pero los hijos ya sabes.....estoy más feliz que si yo lo hubiera conseguido.
Y otra cosa digas lo que digas de manazas nada y menos en mi blog especial para que el mundo deje de ser manazas sobre todo conociendote
¿te encuentro más filosófica de lo habitual o yo soy demasiado terrenal?.Besos
Ninguna de las dos cosas, ni yo más filosófica de lo habitual ni tu demasiado terrenal.Tendré que utililzar tu blog para dejar de ser una manazas.
Besos
Me gusta bastante.
Se lee bien y hay claves, pistas...
Lucia
...pero bueno!!!
A ver si actualizamos!!
Me gustaría, una sugerencia de una lectora muy ocasional, que en todos los pies de fotos apareciese la fuente...
Ainssss...el caso es poner pegas...no, no, lo que pasa es que me gustaron las fotos, y también la familiar.
Besos!
Lucía
Lucía:
Las fotos son mías, excepto algunas "robadas" a Alberto. Pondré el lugar donde fueron tomadas. Supongo que al decir la familiar te refieres a la de la boda, esa la hice en Zacatecas, junto a una de las iglesias principales, no recuerdo exactamente, les pedí que se situaran así y en seguida aceptaron.
¡Sí, a ver si actualizo!
Besos
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